jueves, 17 de julio de 2008

En el jardín de la Reina (1)


yo era un vi-rrey
de este lugar...

Día tras día, solo en una colina
el hombre con la sonrisa tonta permanece
perfectamente inmóvil
pero nadie quiere saber de él
ellos pueden ver que es sólo un loco
y él nunca da un respuesta

pero el loco en la colina
ve ponerse el sol
y los ojos en su cabeza
ven el mundo girando

firme en su camino, la cabeza en una nube
el hombre de mil de voces, habla perfectamente alto
pero nadie lo escucha
o el sonido que aparenta hacer :
MI VOTO NO ES POSITIVO
y nunca parece darse cuenta
que era un vi-rrey
de este lugar.

martes, 1 de julio de 2008

Los diez mandamientos del saber impotente

o
cómo ser parte de la gran simulación
o
las variables de la masturbación académica

Tú, intelectual:

1. Explicarás "lo que pasa" sin que de ello derive en lo absoluto una responsabilidad ética al respecto de su transformación.


2. Deberás nombrar en toda conversación, académica o no, a determinados autores y sabrás cuándo dejar de citarlos y empezar a citar a los que corresponde.

3. Producirás un paper para sostener tu carrera académica antes de que se venza el plazo y lo harás correctamente aunque no tengas absolutamente nada para decir.

4. Nunca dirás o escribirás algo que pudiera eventualmente irritar, enemistar o poner susceptible a las figuras de la intelectualidad del campo al que perteneces.

5. Jamás expondrás una idea sin estar seguro de que ya la sostuvo alguien legitimado en el tratamiento académico del tema en cuestión.

6. Te reirás de los "pseudo" intelectuales que hacen divulgación, pues ellos simplifican y reducen el conocimiento a la inaudita dimensión en que lo comprenda y sienta que se lo apropia la gente común. No los citarás jamás, te burlarás de ellos, los excluirás de cuanto espacio de diálogo sea posible. Para esto no es relevante que no hayas leído, escuchado o visto sus producciones.

7. Producirás ciencia para los científicos, literatura para los literatos, comunicación para los comunicólogos, educación para los pedagogos, sociología para los sociólogos, ciencias políticas para los politólogos, historia para los historiadores, filosofía para los filósofos (pudiendo afirmar que "todo hombre es filósofo" si sabes a quién citar y conoces los mecanismos necesarios como para que se entienda claramente que esto es una falacia y nadie se lo tome muy en serio), y así sucesivamente.

8. Te reunirás con tus colegas y hablarás con ellos en el idioma que corresponde al campo que los reúne, si alguien no entiende lo que dicen es porque no pertenece al campo. Comprenderás que no basta con ser intelectual, debes parecer intelectual y solo si sabes cómo parecerlo lo serás realmente.

9. Trabajarás para diseccionar el dolor humano, hablarás de él, lo podrás explicar y analizar en todas sus dimensiones, para no sentirlo.

10. Además de ejercer tu desempeño profesional, también te dedicarás a la docencia para seguir formando generaciones de intelectuales que comprendan estos mandamientos entendiendo que su mayor potencia consiste en no enunciarlos explícitamente sino en sugerirlos subliminalmente desde el inconsciente colectivo de la academia como condición de pertenencia, permanencia y sobre todo de supervivencia.


María Fernanda Ruiz

http://hacerlosmedios.blogspot.com <http://hacerlosmedios.blogspot.com>


El campo que los parió, La ciudad que nos comió (1)


Elogio de la tibieza y la media tinta

Por Mempo Giardinelli

El desdichado conflicto que envuelve al país desde hace dos meses y medio ha generado un sinnúmero de expresiones revulsivas, intemperancias, agresiones y descalificaciones por parte de las llamadas “ambas partes”.

El griterío ha desencadenado una lamentable sucesión de mentiras y afirmaciones parciales que ya se encargará la historia de clarificar. Pero nosotros estamos aquí, y ahora, y nuestro país atraviesa una situación horrible, de la que es urgente salir. Con serenidad y mesura, y no con las indefendibles alusiones al todo o nada del señor D’Elía y –ayer– del señor De Vido diciendo que “no hay lugar para tibios”.

Esta emergencia argentina es precisamente para tibios y no para calientes al cuete. Bienvenidos sean los que reflexionan dos veces, los que ven la cancha completa, los que son capaces de dialogar y negociarlo todo, los que saben perder en beneficio del bien común.

No jodan más con intransigencias imposibles.

Afloje el Gobierno y revea algunas políticas: las retenciones son un derecho del Estado y por eso son vistas como necesarias por gran parte de la población, pero no coparticiparlas es, por lo menos, mezquino; además las retenciones pueden ser un poco más bajas y orientadas a favorecer a los pequeños productores; y hay que dar subsidios generosos a determinadas áreas e industrias alimentarias pequeñas y medianas; y hay que terminar con el innecesario y poco transparente Tren Bala y en cambio bien se haría en adoptar la propuesta Tren para Todos. Y también es hora de otorgar la personería gremial a la CTA y de intervenir el sindicato de peones de campo, por lo menos. Si el Gobierno hiciera esto, se fortalecería asombrosamente la gestión presidencial.

Pero también aflojen las entidades del agro aceptando de una vez las retenciones con sentido social y redistributivo; impulsando a que sus afiliados paguen los impuestos en su totalidad; blanqueen todos a sus peonadas; alquilen menos campos a los pools sojeros y oriéntense más a producir que a especular. Y también aflojen con la autovictimización: eso de que el Gobierno los “empuja” a hacer paros, o que el oficialismo los “ataca”, no es verdad, como no lo es su declamada “voluntad de no perjudicar” a la sociedad. Por favor, si realmente tuvieran esa voluntad no harían lo que están haciendo: casi 80 días de un lockout nefasto que sólo ellos aguantan porque tienen un resto que la sociedad no tiene.

Además, y aunque lo nieguen, generan inflación al provocar un desabastecimiento irritante que se parece, bastante, a los muchos golpes de mercado que ya padecimos los argentinos. E inflación que pagarán los sectores más pobres y desprotegidos, no ellos, y no importa que el Indec haga ahora mediciones desastrosas.

Esa autovictimización es en algunos casos tragicómica: como cuando ayer el señor Buzzi dice que “la actitud del campo es ya casi de sobrevivencia”. No tiene idea este señor de lo que es sobrevivir. Bien podría, cuando viene a Sáenz Peña, hacer unos kilómetros más hasta el ex Impenetrable, hoy un semidesierto en el que habitan unos 60.000 miserables esparcidos entre restos de bosques y sojas malditas, ésos sí que están sobreviviendo, y muy mal.

La intemperancia maximalista de algunos dirigentes y personajes del sector agrario, de la mano del oportunismo de la impresentable “oposición” que padecemos en la Argentina, es insuflada de una soberbia creciente que impide ver lo que hay que ver: porque en el fondo está lo que Alfredo Zaiat desnudó ayer en este diario: “el campo” mantiene un lockout durante dos meses, sin comercialización de cereales y hacienda y sin quebrar, cuando ninguna otra actividad económica aguantaría sin quiebras a montones.

“¿Por qué, entonces, los dueños, arrendatarios y arrendadores de campos agropecuarios pueden hacer un lockout, protestas, marchas y no trabajar?”, se pregunta Zaiat. Y responde: porque “el agro no se detiene por un lockout. No pierden mucho; más bien, casi nada”. La soja sigue creciendo, vacas y cerdos siguen engordando y basta recorrer cualquier ruta –lo hice esta semana– para ver que al interior de los campos se funciona a pleno y los granos se guardan en silos “hasta que aclare”.

Es en ese contexto donde es chocante la grosera altisonancia del señor De Angeli, fogoneado por el vasto coro de “periodistas” de radio y tele que más parecen dirigentes políticos y cuyos programas o medios están casi todos auspiciados por Monsanto, Cargill y otras empresas concentradas. Así desvían la atención pública para que permanezca fuera de escena lo que es en realidad el centro de la cuestión: el desastre ecológico y social sojero que sigue destruyendo las tierras y el trabajo de los campesinos más pobres y explotados de todo el país, que son expulsados de sus tierras y de quienes nadie se ocupa.

Gobierno y Campo no son iguales, y en eso tiene razón la Presidenta. Pero sí se equivocaron y se equivocan el Gobierno y los empresarios rurales por igual.

Por eso es urgente terminar con esto, con esa seriedad y grandeza que hasta ahora no se han visto. Diálogo sereno y media tinta es exactamente lo que esta crisis necesita. No más polarización, no más esa neoversión idiota de los viejos “patria o muerte”. Nadie vence con consignas extremas.

Nuestra democracia no se merece tanta patraña. Como no merece ese patrioterismo ramplón al que asistimos las últimas semanas, ni ese golpismo inconsciente basado en el odio y el resentimiento de clase (media y alta, desde ya).

Todos los caminos de la democracia conducen al diálogo, la tolerancia, la admisión del superior interés colectivo por sobre el de un gobierno y –particularmente– por sobre el de un sector que hasta ahora fue, y por lejos, el más privilegiado de la recuperación económica argentina.

Por eso millones de ciudadanos serenos y silenciosos, que asistimos a este tironeo con azoramiento y pena, esperamos del gobierno elegido democráticamente, así como del sector agrario, una nueva conducta cívica. Es hora de que la tengan. No se aguanta más esta disputa.


(1) Elogio de la tibieza y la media tinta Por Mempo Giardinelli
Publicado en: http://www.pagina12.com.ar, sección: El país, Jueves, 29 de Mayo de 2008 - República Argentina.