Publicado en Los Andes, lunes, 16 de junio de 2008
He escuchado muchas veces: “El Notti es el mejor hospital”, “los mejores médicos están en el Notti”. Seguramente ustedes también, pero... ¿cuántos de los lectores han caído en la “suerte” de llevar a sus hijos a este hospital?
Yo tuve la “suerte”.
Es un hospital público por lo que nuestra cabeza ya está reseteada para aguantar y ver un sinfín de irregularidades y falencias que nos parecen normales.
Esa es la educación que hemos recibido, es a lo que nos acostumbraron nuestros queridos políticos que -sin duda alguna- no deben haber llevado nunca a sus hijos a un lugar de estas características.
Claro, los que van ahí son pobres, no tienen ni obra social y están muertos de hambre. Entonces, démosle la misma medicina. Atendámoslos rápidamente y sin muchas explicaciones, porque total, ¡ni van a entender!
Bueno, y si hay que internarlos, les damos cama, ¡pero que la valoren! Entonces, no les cambiemos las sábanas, si seguro que ellos duermen en el piso, y que agradezcan el colchón duro y roto. Para algunos, hay frazadas, depende de cómo y a quién se lo pidan.
¿La comida?
Es bueno que valoren. Demasiado con que les damos comida para que, encima de todo, pidan que corresponda a la dieta nutricional que necesitan según la enfermedad. Sabemos que los internaditos, vienen enfermos y mal alimentados de sus casas. Ustedes, madres “impacientes” y pacientes niños, esperen a las enfermeras, los atenderán de acuerdo a prioridades (desayuno, merienda, reunión gremial, etc.).
En realidad, no se les ocurra pedir a las enfermeras alguna cosa extraña como arreglar el suero o llamar al médico. Ellas saben muy bien lo que hacen, así que, por favor, no molestar.
¿La limpieza?
Los baños a los cuales nunca se les limpia el bidet o lavamanos son usados por gente de distintas habitaciones porque algunos no tienen ducha o agua caliente. Es el mismo termómetro el que pasa por todos los pacientes, tengan neumonía, rotavirus o anginas. Las enfermeras no usan guantes, eso ya es mucho pedir.
¿Los médicos?
Son todos una eminencia. En su consultorio cobran un montón la consulta y tienen muchos años, entre ellos son amigos y ya están acostumbrados al sistema así que ya ni se quejan. La desidia con la que se trata a la gente tiene muchas causas, están desbordados, hay epidemias, aparatos rotos hace meses, falta de materiales, sueldos bajos, infraestructura ya inadecuada, etc. etc. etc.
De todas formas, no tienen perdón. Son niños que nada saben de política y que sufren.
¿Quién pudiera tener la capacidad para decidir cambiar esta realidad? Los que la tienen, obviamente, no hacen nada.
Los que no la tenemos, nos conformamos con escribir una nota que relate la experiencia y, haciendo un gran sacrificio, meter a nuestro hijo en una obra social que cueste más de $100 por mes (además de la que se me descuenta por bono) para que el pequeño no vuelva a vivir la “suerte” de caer al Notti.
Don Humberto, es una lástima que su sueño se haya convertido de a poco en esto.
Por eso, le pedimos perdón. PD. Gracias a las personas que miraron a los ojos a mi hijo, le dieron una sonrisa y se tomaron la molestia de explicarme lo que estaba sucediendo.
Gracias a los que pueden dormir hoy tranquilos y en amistad con Humberto.
María Fernanda Montoya
DNI 26.704.227
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