martes, 6 de febrero de 2007

¡ Estoy persuadido... de RENUNCIAR !

Estoy persuadido......que la manera del partido radical de hacer política, llevará a esta Gran Nación a no renunciar...!Un médico por allá, gracias."

"...presento mi dimisión como presidente de la Nación".

Y se va Alfonsín.

Luego De la Rúa se raja en helicóptero.
Es más cinematográfico. Hay que estar a la altura de la nuera.

Entonces, creo que los radicales entendieron que esa es la forma de hacer política: la renuncia. Pero no a la renuncia de sus dietas ni sus jubilaciones, sino a la renuncia a sus cargos.

Y es así que Iglesias, que en su momento se pensó (él mismo) presidenciable, no pudo con su ansiedad y directamente renunció a la presidencia... de su partido. No podía esperar a toooodo el proceso que vendría. Ya se sentía orgulloso junto a sus anteriores jefes partidarios. Ya había renunciado. Lo había logrado.


Después, todo aquel radical que se precie como tal, debía seguir el ejemplo de sus próceres políticos. Es así que la renuncia a sus cargos se convirtió en la cúspide, en el pináculo de sus carreras políticas, en la base de sus ideales y convicciones.

Sus dos últimos presidentes marcaron el sendero. Quien quiera ser radical debe ser renunciable. ¿Cotejar ideas? ¿escuchar posturas? ¿intercambiar conocimientos? ¿cambiar figuritas? ¿colaboración entre ellos?

A los radicales les chupa un huevo. Los radicales tienen ese nombre partidario porque las divisiones partidarias son fracturas abisarias, inconmensurables, postpangeáticas. No existen dos radicales que tengan dos coincidencias seguidas.Es más, se llaman radicales porque son como las raíces de los árboles, que se entierran cada vez más profundo y, mientras más, profundo, más se ramifican. Y no sigo, porque estoy en el trabajo, y si me ve el jefe me va a pedir la renuncia...
He dicho. Y si no estás de acuerdo con lo que digo, renuncio.