viernes, 21 de septiembre de 2007

Demoliendo la Participación Cultural (1) Yo, artista... ¿y usted?

Yo, artista... ¿y usted?
Por Patricia Slukich pslukich@losandes.com.ar

No es novedad que la sociedad salvaje ha hecho añicos nuestra capacidad para el ejercicio de la solidaridad. En esta fórmula fatídica hay de todo un poco: necesidad de subsistencia, un proceso histórico signado por la represión, la alienación del consumo, la incomunicación que traen las tecnologías de la comunicación. ¡Bah! tampoco esto es novedad.

Pero lo que a uno no deja de asombrarlo es cómo, en torno de estas cuestiones, hay paradojas. Recién mencionamos una (más medios, menos comunicación). Pero hay otras. Una que nos toca de muy cerca a los mendocinos, es la que sucedió la semana pasada en la puerta de la Subsecretaría de Cultura.

Desde hace muchísimo tiempo, escuchamos a los artistas lamentarse, rumiar frustradamente sus cuitas. Y todas, absolutamente todas, están centradas en la impericia que exhiben los sucesivos gobiernos a la hora de establecer políticas culturales efectivas.

Hace menos de un mes, la clausura de la Casa de los Títeres pareció ser la gota que rebasó el vaso. “Ahora sí -pensamos-. Ahora los artistas saldrán a gritar lo que incansablemente mascullan en los pasillos de las redacciones periodísticas”. Y fue así, al menos en la intención, porque llegó el anuncio de una protesta que los artistas harían en la puerta de la Subsecretaría de Cultura para expresar sus reclamos. Pero grande fue la sorpresa cuando, llegado el momento, los convocados no fueron más de cien.

Entonces surgieron las preguntas. Pues ante la crisis inusitada que atraviesa el campo de la cultura local, no se entiende la mencionada paradoja: a mayor catástrofe, menor participación.

¿A qué se deberá la abulia?, ¿los berrinches, en voz baja, son sólo una manía?, ¿el vacío estatal no los roza tan profundamente? Si es así, ¿cómo se desarrollan en un panorama tan inhóspito? y, si pueden trabajar a pleno, ¿por qué no se ven los logros? Esta “esquizofrenia” no puede sostenerse. Por eso elegimos pensar (de allí la fundamentación que inicia este texto) que la incongruencia de una protesta sin protestantes encuentra su explicación en el “sálvese quien pueda”, que nos ganó en los últimos treinta años. “¿Yo?, argentino”, ¿se acuerda?

Es triste concluir que, la actitud de los artistas en estos últimos días permite un juego de palabras y plantear ese slogan como: “¿yo?, artista”. ¡Lamentable!

De: Diario Los Andes, Estilo.
21 de septiembre e 2007