viernes, 12 de septiembre de 2008

LOS DERECHOS DE LA MADRE TIERRA

¿Para cuándo una "declaración universal de los derechos de los animales y de las plantas"?

por Vito Solla (*)

Año de 1587. Los habitantes del pueblo de Saint Julien, en Francia, presentan ante el juez episcopal una demanda judicial contra una colonia de escarabajos. Al haber invadido los viñedos y producido en ellos unos destrozos considerables, los campesinos requieren de sus autoridades que redacten en su nombre una demanda dirigida al "Reverendo Señor Vicario General y Oficial del Obispado de Maurienne", al que suplican tenga a bien prescribirles las medidas adecuadas para aplacar la ira divina y proceder, dentro de las normas, a la expulsión definitiva de los insectos por vía de la excomunión o de cualquier otra censura que tuvieran a bien menester.
Los escarabajos tuvieron un abogado defensor. Fueron citados ante el tribunal y "comparecieron" el día del juicio. Veredicto : culpables.

A pesar de los esfuerzos de la defensa, no se pudo evitar el fallo de los jueces a favor de los viñedos. Las pobres criaturas fueron condenadas a ser exterminadas con los rudimentarios procedimientos de la época y a ser desalojadas a través de un anatema para que no volvieran a prosperar en esa comarca.


Esta es la primera aparición -de la que se tiene noticia-, de un "contrato natural", de un pacto con unos seres de la naturaleza, suscrito entre los hombres y un grupo de representantes del reino vegetal.

A lo largo de los siglos y mucho antes de que el discurso conservacionista se convirtiera en una moda, los árboles y los animales, los ríos y las montañas, han tenido que ir a juicio para defender su derecho a la existencia y a la permanencia contra la abusiva intrusión del hombre en sus espacios.

Pero a pesar de los esfuerzos por otorgarle personalidad jurídica a las cosas no humanas, la tierra sigue siendo considerada como una propiedad del hombre para ser explotada. La relación con la tierra sigue siendo estrictamente económica: incluye toda una amplia serie de privilegios, pero ninguna obligación.
El movimiento de "Ecología Profunda", quiere ser un gran intento por devolverle a las cosa no humanas su estamento legal, su derecho, su majestad y su posición de vital importancia en el sostenimiento del único planeta vivo que conocemos en el universo. Para empezar nuestra colaboración en esta revista virtual, quisiéramos citar los términos y frases claves agrupadas por Arne Naess y George Sassions, en el manifiesto de la Ecología Profunda:
1.- El bienestar y el florecimiento de la vida humana y no humana sobre la tierra, son valores en sí mismos (sinónimos: valores intrínsecos, valores inherentes). Estos valores son independientes de la utilidad del mundo no humano para los fines del hombre.
2.- La riqueza y la diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos valores y también son, en consecuencia, valores en sí mismos.
3.- Los humanos no tienen ningún derecho a reducir esta riqueza y esta diversidad, salvo que sea para satisfacer necesidades vitales.
4.- El florecimiento de la vida y de la cultura humanas es compatible con una reducción sustancial de la población humana.
5.- La intervención humana en el mundo no humano es actualmente excesiva. Y la situación se va degradando rápidamente.
6.- Por lo tanto, tenemos que cambiar nuestras orientaciones políticas de forma drástica en el plano de las estructuras económicas, tecnológicas e ideológicas. El resultado de la operación será profundamente diferente del estado actual.
7.- El cambio ideológico consiste principalmente en valorizar la calidad de la vida (de vivir en situaciones de valor intrínsecas), más que en tratar sin cesar de conseguir un nivel de vida más elevado. Tendrá que producirse una toma de conciencia profunda de la diferencia que hay entre el crecimiento material y el crecimiento personal independiente de la acumulación de bienes tangibles.
8.- Quienes suscriben los puntos que se acaban de enunciar, tienen la obligación directa o indirecta de obrar para que se produzcan estos cambios, necesarios para la supervivencia de todas las demás especies del planeta, incluyendo la del hombre.
En un futuro que cada vez parece más una amenaza que una esperanza, esta página virtual dejará de hablar de pájaros y flores, para ir construyendo un manual de supervivencia de la especie aquí y ahora. Un programa de comportamiento alternativo para reducir un poco el impacto de la actividad del último depredador del planeta en el ambiente que lo rodea.
Porque como decía un graffitti en Rio Chico con absoluta precisión y negro humor:
"Sólo nos queda medio ambiente. Tenemos que salvar a la otra mitad".

(*) Vito Solla es presidente del Círculo de Creativos de Venezuela y Consultor Creativo Independiente.

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